Hace años cuando blogueaba con frecuencia y las redes sociales empezaron a brotar fui testigo de la paulatina desaparición de los nicks. Añoro los nicks esas identidades digitales protegidas por una especie de metáfora de tu esencia. Podías existir sin nombre y apellidos, no tenias que regalar tus datos al mejor postor.
Recuerdo una conversación en la que me decían que si me ocultaba a través de un nick tenía oscuros y terribles secretos que esconder, bendita presunción de inocencia...
Yo siempre he defendido que los nick siempre han existido como han existido los anónimos en la poesía.
Hoy, más de una década después entiendo porque es tan importante un nombre y unos apellidos, sus ideas, sus tendencias, sus debilidades, todo es público y procesable, todo está listo para ser vendido.
Y el que no tiene su identidad digital es el paria?
