Recuerdo cuando decían que por estas tierras norteñas solo existían dos estaciones primavera y otoño. Todo un privilegio librándonos de los crudos inviernos del interior y de los sofocantes calores sureños. No sé si por el cambio climático, o simplemente porque nuestra forma de recordar las cosas es caprichosa, ahora tenemos un tiempo de locos pleno de estaciones donde puede nevar un día, al día siguiente te tuestas de calor y el todo se pasa por agua.
Y aquí estoy, esperando a que llegue la primavera.
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