He tenido tiempo en 7 años de hacer muchas cosas típicas de Madrid como pasear por Madrid de los Austria y de los Borbones, comerme el típico bocadillo de calamares en la Plaza Mayor (incluso el del Brillante), frecuentar museos, montar en el Teleférico, tomar el sol en el Retiro, o tomar el chocolate de San Ginés.
En cualquier caso, según van pasando los años, dejas los hábitos de turista y te transformar en un habitante, aunque mantengas el acento y como habitante dejas de interesarte por los rincones de la ciudad que habitas. Entonces la rutina es tu vida...
Ahora regreso a Bilbao, y ahora es cuando me apresuro a hacer todo eso que se me quedó en el tintero o que quiero repetir.
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